Si hay algo peor que el que te suelten un eructo en las narices, es que encima traten de disimularlo con melifluos aspavientos para hacerlo pasar como un refinamiento en las formas.
Vale que el eructo es algo natural, y puede hacerse irreprimible ( aunque a nadie se le escapa un pedo en las mismas circunstancias ). Pero, ¡ por favor !, señoras y señores, no intenten aprovechar un acto escatológico tan desagradable para intentar colarnos que poseen una educación exquisita.
Cómo se puede pretender que con llevarse la manita a la boca ( si da tiempo ), y soltar un ¡uys, perdón !, uno vaya a quedar como parte del servicio de la Reina Sofía, mientras el aire se llena de sofocante aroma a chorizo Revilla...
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